Debatimos en clase sobre la mayor y menor autonomía de los centros educativos y de cómo estos se adaptaban al currículum oficial y las competencias necesarias establecidas por las leyes educativas. Como caso extraordinario vimos un pequeño reportaje sobre la educación en casa o homeschooling, en el que cada uno tenía asignada una competencia de la ley en la que centrarse.
En mi caso se trataba de la «competencia digital», que consiste en las habilidades para buscar y obtener información y transformarla en conocimiento: acceder, seleccionar, analizar, sintetizar, relacionar, hacer inferencias y deducciones, ser capaz de comunicar la información y los conocimientos adquiridos, empleando recursos expresivos de los diferentes lenguajes y técnicas, así como las nuevas tecnologías. En el ejemplo de educación en casa que se nos presentó esta competencia estaba desarrollada sin problemas, puesto que buena parte de la formación que recibían los niños era de manera online y para ello necesitaban estar al tanto del manejo correcto de las TICs.
En cuanto a una reflexión general sobre la educación en casa, no tengo claro que sea conveniente para un niño o un joven estar separado de un centro educativo en el que se va a relacionar con sus iguales, lo cual es fundamental en su sociabilidad. Además, se observa que para que puede desarrollarse un programa efectivo de educación en casa es necesario un nivel económico elevado de la familia, así como un elevado nivel cultural de los padres y su acceso a material cultural diverso. No es algo universalizable.
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