El tema de la participación escolar puede ser espinoso teniendo en cuenta de que algunos profesores lo ven como la llegada de agentes extraños al centro y al proceso educativo para inmiscuirse en su labor como docentes.
En primer lugar, hay que hablar de las familias. Los estudiantes no son distintas personas en casa o en el centro de estudios. las familias son parte fundamental, si no la más importante, de su entorno social. Más allá de los problemas que puedan surgir en su seno, las familias tienen que participar de las decisiones que se tomen en el centro. Más que una invasión, su presencia en este ámbito puede incluso descargar de responsabilidad a los docentes, ya que compartirán responsabilidades con las familias en cuanto a las decisiones que se tomen. Además, las propias familias dejarán de ver al docente y al centro como elementos extraños que participan de la vida de sus hijos.
Por otro lado está el tema de la participación estudiantil. Creo que es fundamental que los estudiantes tomen partido en la toma de decisiones de su centro de estudios. Como valor fundamental, esto puede contribuir a que no se sientan seres extraños a los que han colocado en un lugar en el que existe un sistema diseñado para dominarles. Hacerles partícipes de lo que ocurre en su centro, por otro lado, sirve para fomentar su formación como futuros ciudadanos: debatir, conocer problemáticas y diferentes visiones de los problemas que afectan a todos, decidir... es una formación muy valiosa.
El problema en ambos contextos (familia y alumnos) es que, aunque existan cauces para su participación, esta no se fomenta desde el centro. Quien quiera formar parte puede hacerlo, pero será difícil que se participe si no se conocen las posibilidades de participación que existen.
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