Se afronta en esta entrada una situación hipotética. Estamos en el año 2030 y, como profesor, toca echar la vista atrás una docena de años y valorar los cambios que se han producido en la educación desde 2018 a esta parte.
Año 2030
Año 2030
«Bajas del Hyperloop y te diriges al centro educativo donde das clase. Un sistema de escaneo de retina te identifica y te permite el acceso al lugar. En el departamento esperan aparcados los asistentes robóticos de cada profesor. Pulsas "ON" en el tuyo y te diriges al aula seguido por esa especie de R2-D2. Entras al aula, pero los alumnos no se percatan de tu presencia. Cada uno de ellos, con unas gafas de realidad virtual puestas, mata el tiempo en Internet hasta que empiece la clase.»
...
Ubiquémonos en una perspectiva escéptica.
Ya a principios del siglo XX se hablaba de cómo la radio cambiaría para siempre la educación por su capacidad de llegar a cualquier rincón en tiempo récord. Lo mismo posteriormente con la televisión. Qué decir de Internet. La muerte de la escuela tradicional ha sido anunciada sin descanso en los últimos 100 años pero, ¿alguien sabe algo de cuándo es el entierro?
La clase magistral, la lección clásica, ha sobrevivido a todos estos augurios del apocalipsis tecnológico. Es la base de la educación desde el inicio de la civilización: un maestro que expone sus saberes a uno o varios discípulos. ¿De verdad esperamos un cambio radical en los próximos años? ¿O el cambio se limitará a la sustitución de la pizarra tradicional por una tablet de grandes dimensiones colgada en la pared del aula? Se gastará en electricidad lo que se ahorrará en tizas, pero las mangas de los jerseys no correrán ya peligro de mancharse de polvo blanco y los alumnos que molestan en la última fila ya no temerán la llegada de un borrador volando desde la mesa del profesor para que se callen.
Pregunta abierta: ¿Creéis de verdad que los avances tecnológicos cambiarán el paradigma de la educación en su esencia?
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ResponderEliminarTan fan no serás, que no la has compartido ni en Facebook ni en Twitter ni en Instagram ni en Tinder ni en na de na! jajajaja
EliminarHola Alejandro! Acabo de leer esta entrada y como ha dicho Isa, soy fan!
ResponderEliminarEsa última pregunta me ha hecho reflexionar... no estoy nada segura de que el avance tecnológico acabe con las clases magistrales, como bien has dicho, aún no hemos presenciado su entierro y realmente no se si llegaremos a presenciarlo algún día. La verdad que confío en que las tecnologías NO sustituyan al profesorado, porque lo que puede proporcionarnos una mente curiosa llena de sabiduría,no nos lo puedo dar un robot.
Excepto en trabajos mecánicos, un robot jamás podrá sustituir a un ser humano y menos aún en la educación, donde la relación personal entre profesor y alumno es tan importante. ¡Me alegro de que te haya gustado, Pilar!
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